Tan pronto cerraron las urnas y fue evidente el triunfo del ahora Presidente Electo de los Estados Unidos Donald Trump, los cuartos de redacción, los laboratorios de análisis de datos y las redes sociales comenzaron la construcción de un tsunami de información desesperado por descifrar el ¿cómo pasó? y, sobre todo, ¿quiénes son los culpables?
Las portadas de los principales diarios y agencias de noticias desglosan los resultados de la que será conocida por décadas como la elección más dramática y polémica de la historia modernas de los EE.UU. Después de todo, es la primera vez en la historia que éste país elige para su principal cargo de gobierno a una persona sin experiencia en la administración pública o en el ejército. A su vez, por quinta ocasión, se convertirá en presidente un candidato que no ganó la mayoría del voto popular. En 1824, la décima elección de los EE.UU. la decidió el congreso; en 1876, 1888 y 2000, el ganador, pese a que no obtuvo mayoría de voto popular, sí obtuvo una ventaja de votos del Colegio Electoral1. En estas últimas tres ocasiones y ahora en 2016 el sistema electoral ha castigado siempre al Partido Demócrata.
Quizás una de las principales lecciones de la elección será el grado de antagonismo y confrontación que ha traído consigo el discurso de los candidatos. La polarización continúa ahora con los resultados de la elección y podrá cristalizar en mayor o menor medida dependiendo del grado de civilidad de los líderes, de la recomposición interna del partido demócrata después de una fuerte derrota y del grado de aporte en la discusión de una sociedad que ha demostrado estar profundamente fragmentada.
¿Cómo dejar de antagonizar cuando el “bully mayor” ha ganado?, ¿cuando pese a su discurso y valores sexistas y xenófobos Donald Trump se ha convertido en el nuevo presidente electo de los Estados Unidos? ¿Cómo comprender los retos profundos del resultado electoral mas allá de las figuras mediáticas? ¿Quiénes son esos “otros” que votaron por el discurso de Trump y qué factores pudieron haber influido en sus decisiones? El resto del mundo, los que no comulgamos con el proyecto ganador, quizás tampoco hemos estado a la altura de las circunstancias que amerita el debate. La demonización de esos “hombres blancos sin educación superior” –que tanto han resaltado las encuestas de salida, difundidas por distintos medios de comunicación y ampliamente reproducidas y ensalzadas en las redes sociales– no es la respuesta y, simplemente, abona a un discurso profundamente tóxico de señalamiento y segregación de “los otros”.
Algunos datos que podrían ayudar a nutrir el análisis y ampliar la reflexión se describen a continuación.
Participación electoral
Los datos preliminares de participación electoral de la elección 2016 muestran que se dio una disminución en participación de casi dos puntos porcentuales: este año votaron poco más de 131 millones de ciudadanos estadounidenses, que equivalen al 56.8% de la población elegible para votar; en 2012 la participación electoral fue del 58.6%. 2.
Ser blanco y sin educación superior
En EEUU, dos terceras partes de la población no cuentan con educación superior 3. Este grupo representa más de 50 millones de la población elegible para votar y, de acuerdo con información de elecciones anteriores (2008 y 2012), vota un poco menos del 50%. Los grupos que han tenido mayor participación proporcional en las últimas elecciones han sido blancos con educación superior y africano-americanos. Los hispanos o latinos son el grupo que menos votó en la elección de 2012.
En un número muy similar a la elección 2016 de EEUU, la elección presidencial de 2012 en México el 86.8% de los 1 electores que votaron por el ahora presidente Peña Nieto tenía estudios de preparatorio o menores. A su vez, el mismo perfil votó por Josefina Vazquez Mota en 78.8% y por Andrés Manuel López Obrador en 84.7%. Los votantes con estudios universitarios han favorecido en su mayoría al PAN y al PRD en las elecciones de 2006 y 2012 respectivamente (Encuesta de salida a los votantes 2012 y Parametría ). En 2016, el 84% de los mexicanos tiene educación de nivel medio superior o inferior y únicamente el 15% han alcanzado educación superior acorde a la OCDE. En EEUU el 66% de su población tiene niveles de educación de nivel medio superior o inferior y el 34% tiene educación superior o mayor. En su mayoría, este grupo poblacional se encuentra en ciudades medianas y rurales.
Población con peores condiciones para vivir
Los votantes que identifican su situación económica como peor que antes, votaron en gran mayoría por Trump (78-19). Según el Pew Research Center, el tema que los votantes consideraban de mayor relevancia para esta elección fue el económico (terrorismo, política exterior, salud, regulación de armas e inmigración eran los siguientes en orden de importancia)4. Estados que tradicionalmente habían votado demócrata en las últimas cuatro elecciones y que este año marcaron la diferencia para el triunfo de Trump son aquellos ubicados en el llamado “Rust Belt”, el cinturón de la manufactura en el noreste estadounidense, integrado por Delaware, Illinois, Maryland, New Jersey, New York, Indiana, Michigan, Missouri, Ohio, Pennsylvania, West Virginia y Wisconsin. De estos estados, los primeros cuatro votaron demócrata y los ocho restantes republicano, de éstos últimos, cuatro de ellos (Michigan, Ohio, Pennsylvania y Wisconsin) habían votado demócrata en la elección previa. Estos estados han sido de los principales afectados por la recesión tras la crisis mundial del 2008 y su recuperación ha sido o muy lenta o incluso no se ha dado. Michigan por ejemplo, es el único estado del país que tiene peores condiciones de desarrollo humano en la actualidad que las que tenía en el año 2000 5.
Desarrollo Humano
Los diez estados con mayor Desarrollo Humano de los EEUU (Connecticut, Massachusetts, New Jersey, New Hampshire, Maryland, Minnesota, Hawaii, Colorado, New York y Washington DC) votaron por Hilary Clinton. Los diez estados con el menor grado de desarrollo humano (Mississippi, Arkansas, West Virginia, Kentucky, Alabama, Louisiana, Oklahoma, Tennessee, South Carolina e Idaho) lo hicieron por Donald Trump. A su vez, los diez estados con mayor DH tuvieron una participación electoral de hasta 10 puntos porcentuales más que los de diez estados de menor DH.
Minorías
Si bien Clinton ganó sólidamente entre las minorías, los votantes de estos grupos no se movilizaron tanto como en la elección de Obama en el 2012: sobre todo se reporta una disminución importante del apoyo de africano-americanos y de asiático-americanos al partido demócrata. Pese al discurso racista y xenófobo de Trump, la alternativa demócrata también presentaba una serie de elementos adversos o que contribuyeron a la desconfianza de su propuesta y, sobre todo, el reclamo contra un sistema profundamente desigual 6.
Geografía
Trump ganó más abruptamente en zonas rurales, con mejores promedios de educación superior y en zonas con población menos diversa que el promedio del país. Si bien en zonas más diversas que el promedio tuvo victorias importantes en extensión y en número de distritos electorales, Hilary Clinton lo sobrepaso significativamente en los grandes centros urbanos, incluyendo aquellos estados en los que perdería, como lo fueron Florida, Michigan y Ohio 7 8.
Trump y Sanders ¿dos caras de una misma moneda?
En esta elección se ha cristalizó una movilización sin precedentes de dos sectores y proyectos que no podrían haber sido más antagónicos. Donald Trump y Bernie Sanders fueron los únicos políticos en las primarias y la posterior elección presidencial que lograron poner nombre, movilizar y generar propuestas para los desencantados y enojados con el sistema. Además, coincidían en posturas de comercio exterior e intervención militar en el exterior; sin embargo, sus posturas no podrían estar mas apartadas en el resto de los temas de discusión. Los efectos de la emergencia de estos liderazgos y el respaldo ciudadano logrado ha transformado ya no solo la geografía electoral estadounidense sino también las estrategias de campañas. En que medida los partidos y la clase política reflexionarán e integrarán las lecciones aprendidas después de esta elección se verá en los próximos años.
No en todos lados ganó el sexismo
El avance de la participación política de las mujeres y minorías no es una batalla que se gana únicamente con el acceso al puesto máximo de un país. Es una lucha que se construye y que se defiende con la transformación de los espacios, las dinámicas de poder y el acceso en los distintos espacios de participación política. En esta elección también existen historias y avances que valen la pena ser retomados y que pueden contribuir de manera importante al avance de la participación política de las mujeres en los EEUU y el mundo. Por primera vez en la historia una mujer Hispano-Americana y una India-Americana son electas al Senado de los EEUU. A su vez, la primer Gobernadora LGBTI es electa popularmente.
Migración
Quizás uno de los temas más polémicos de la elección fue el relacionado a las propuestas de campaña de los candidatos respecto al tema migratorio. Un triunfo demócrata no hubiera garantizado una política migratoria mucho más laxa en términos reales, después de todo durante la administración Obama se han deportado a más de 3.5 millones de personas, en muchas ocasiones por ofensas menores y sin la debida notificación a las autoridades Mexicanas generando una profunda crisis humanitaria en la frontera norte de México. El CATO Institute, en su análisis de las propuestas migratorias de Donald Trump, valora que para aplicar las propuestas migratorias a el punto de que todos los inmigrantes irregulares -y futuros flujos- sean deportados, costaría entre $419 a $619 billones de dólares, en un periodo de 20 años, esto sin considerar los efectos económicos y la perdida de ingresos fiscales de una economía reducida.
La campaña presidencial y ahora la elección de Donald J. Trump como el próximo presidente de los EEUU ha llenado de incertidumbre al mundo por su discurso de confrontación, racismo, xenofobia y sexismo. El grado en que la retórica de Trump se convierta en acción presidencial comenzará a verse en las próximas semanas con la integración de su gabinete y la definición para las acciones para sus primeros 100 días en el poder. En definitiva, el ahora Presidente electo tiene todo a su favor: una Cámara de Representantes y un Senado con mayoría para gobernar (193 Congresistas demócratas y 239 Congresistas republicanos, 48 Senadores demócratas y 51 Senadores republicanos), situación que no se presentaba desde 1928 así como una Suprema Corte que continuará mayoritariamente conservadora con la definición del remplazo del Juez Scalia en los próximos meses. De hacerse realidad los planteamientos de campaña, la elección presidencial de 2016 será recordada no sólo como la elección que rompió todos los pronósticos y normas tradicionales del sistema político estadounidense de la era moderna, sino como el fin del orden mundial de los últimos sesenta años.
- Thomas H. Neale (2016), The Electoral College: How It Works in Contemporary Presidential Elections. Congressional Research Service ↩
- United States Elections Project. Universidad de Florida ↩
- OECD, 2016 ↩
- 4 Top voting issues in 2016 election. Pew Research Center ↩
- Kristen Lewis, Sarah Burd-Sharps, American human development report: The measure of America 2013-2014. Social Research Council ↩
- Jackie Lay, Bruce Western, Kasia Cieplak-Mayr von Baldegg, Ta-Nehisi Coates (2015). Mass Incarceration, Visualized. The Atlantic. ↩
- Tom Webster (November 2016). Behind the numbers: the 2016 national election exit poll. Edison Research ↩
- Lazaro Gamio, Dan Keating (Nov 9, 2016). How Trump redrew the electoral map, from sea to shining sea. The Washington Post ↩