Hoy en día, el mundo tiene más jóvenes que nunca. Hay alrededor de 1800 millones de personas entre los 10 y los 24 años, y el 89% vive en países en desarrollo (ver Figura 1). A nivel global, es la generación más sana y más educada que ha existido, gracias a los esfuerzos globales que se han concentrado en la infancia (como los programas de vacunación). No obstante, es una generación que enfrenta retos sin precedentes: las tendencias globales que favorecen una vida no saludable (comidas procesadas y altas en calorías, sedentarismo), un aumento en la oferta de drogas, la crisis de desempleo de jóvenes, menor estabilidad familiar, problemas ambientales, el conflicto armado y la migración masiva como consecuencia de la violencia y la pobreza.
La adolescencia es una etapa crítica en el desarrollo humano en términos físicos, cognitivos, emocionales, sociales y económicos, acompañada de un importante desarrollo del cerebro. Es considerada como la más sana de la vida: es la etapa con la menor mortalidad, entre los picos de mortalidad observados en la edad temprana y las enfermedades crónicas de la adultez. Desde la perspectiva de los servicios de salud, los y las adolescentes no aparentan tener tantas necesidades como en la infancia temprana o la edad adulta. Piensa en tu propia experiencia. ¿Fuiste a alguna consulta médica durante la adolescencia? ¿Fuiste por cuenta propia? ¿Hubieras podido ir sin ayuda de tus padres o cuidadores? Es quizás la razón por la cual este grupo de edad ha sido relegado por los programas de políticas globales de salud.
Sin embargo esto está cambiando, y las agencias de salud internacional empiezan a alertarnos sobre la importancia de redoblar esfuerzos durante la adolescencia. La comisión de The Lancet sobre la salud y el bienestar adolescente se ha dedicado a recabar y analizar toda la evidencia al respecto y recientemente publicó sus descubrimientos y recomendaciones.
La adolescencia representa una etapa de profundos cambios en los determinantes sociales de la salud. En la niñez, la salud está en gran medida en manos de la familia. Durante la adolescencia y la adultez temprana, hay una transición hacia otras influencias sociales: el medio, amigos y pareja, la educación y la entrada al mercado laboral. Estos elementos son fundamentales para el desarrollo pero pueden incidir de forma negativa en las trayectorias de salud, al representar factores de riesgo para el desarrollo de infecciones de transmisión sexual, embarazos no deseados, consumo de tabaco y alcohol, abuso de sustancias y accidentes que disminuyen la salud y bienestar adolescente y afectan en consecuencia el resto de la vida adulta.
Barreras en el acceso a la salud
Estos problemas se acentúan por la falta de acceso a sistemas de salud que se manifiesta en esta etapa. Esto es el resultado de varios factores. Por ejemplo: el personal de salud puede detectar que un niño tiene sobrepeso cuando acude a sus vacunas y actuar, probablemente recomendando a los padres que restrinjan su dieta, pero ¿qué pasa con los adolescentes que ya no tienen visitas de rutina? Pensemos en qué complicaciones tendría una persona de 15 años para acceder a métodos anticonceptivos, en particular si no quiere compartir sus dudas con sus padres. O, ¿qué haría un adolescente que consume drogas para buscar ayuda sin que sus papás o maestros se enteren?
Por un lado los y las adolescentes tienen más autonomía, pero también tienen menos experiencia para navegar el acceso a la salud. Algunas conductas de los y las adolescentes que afectan su salud pueden ser ilegales, lo que hace más complicado enfrentar el problema: hay un gran reto de confidencialidad. También puede haber barreras de tipo económico.
Diferentes países, diferentes problemas
Los perfiles de salud adolescente pueden ser divididos en tres grandes patrones de acuerdo al nivel de desarrollo de sus países (ver Figura 2). Estos se relacionan con la transición de enfermedades de la pobreza (infecciones, malnutrición y problemas de salud sexual y reproductiva) hacia enfermedades de la riqueza (enfermedades no transmisibles como las crónicas y los problemas de salud mental).
Estos perfiles deben ser considerados cuando se planean políticas públicas para atacar los diversos problemas. De acuerdo a esta clasificación, México ocupa un lugar intermedio entre los países con múltiples cargas (los más pobres) y los países con un predomino de enfermedades no transmisibles, como obesidad, cáncer o depresión (los más ricos).
Los principales problemas en México
México es un país con exceso de lesiones. Se caracteriza por niveles persistentes de accidentes y elevadas tasas de embarazo adolescente. Los accidentes reflejan varios problemas de nuestro país: (1) accidentes viales, (2) empleo informal con menor protección para los trabajadores o empleo de alto riesgo (por ejemplo, la albañilería o la industria) y (3) la violencia. Por otro lado, aunque se han tenido importantes avances en temas de salud sexual y reproductiva, hay importantes diferencias regionales dentro de nuestro país. Se deben redoblar esfuerzos para ampliar y garantizar el acceso a la planificación familiar en todos los estados.
Además, debemos atacar el importante problema de sobrepeso y obesidad para evitar el aumento de las enfermedades no transmisibles, y poner especial atención en los trastornos mentales (ya que el 75% de los padecimientos mentales se manifiesta por primera vez en la adolescencia).
La importancia de la educación secundaria
La medida de mayor impacto sobre la salud de los adolescentes no está en las clínicas: está en las escuelas. El acceso a educación secundaria de calidad, en particular para las jóvenes, se asocia con un aumento las capacidades cognitivas y empodera a los adolescentes con conocimiento: tiene un impacto positivo sobre la salud mental, sexual y reproductiva. Además, reduce los riesgos de enfermedades no transmisibles. Las escuelas funcionan también como plataformas de promoción de salud por lo que debe reforzarse la educación sobre la salud integral, incluyendo temas de sexualidad.
Acceso a los sistemas de salud
Además del papel de las escuelas, es importante facilitar el acceso a los sistemas de salud. En este marco, los esfuerzos de cobertura universal en México son fundamentales. Además, es importante concientizar al personal de salud sobre las particularidades de atender a este grupo de edad y pensar en servicios más amigables, que protejan la confidencialidad y empoderen a los y las jóvenes en su toma de decisiones.
Las leyes
Los y las adolescentes viven en varios limbos. Uno de ellos es el legal. Mientras que algunas de las leyes los protegen, existen otras que pueden limitar el acceso a servicios (en particular la anticoncepción). Con el aumento en la capacidad de decisión e independencia durante la adolescencia, el reto de lograr un balance entre protección y empoderamiento se vuelve particularmente delicado. En México un segundo reto es la diferencia entre lo que dice la ley, y los usos y costumbres de la comunidad, que en muchos casos, ponen en riesgo a las mujeres jóvenes.
Conclusión
Invertir en la adolescencia tiene un impacto positivo triple: (1) mejora la salud y bienestar adolescente, (2) influye en la salud durante la adultez y (3) beneficia a la siguiente generación. Me gustaría terminar este resumen con una invitación a que lean el reporte completo hecho por la comisión y retomando su idea principal:
Esta generación de jóvenes puede transformar nuestro futuro: no existe un objetivo más importante a nivel de salud global que asegurarnos de que tengan los recursos para hacerlo.
Este artículo resume el reporte de Our future: a Lancet Commission on adolescent health and wellbeing, el resultado de un arduo esfuerzo desde 2007 de recabar y procesar toda la información y evidencia que existe sobre la salud y bienestar adolescente. El resumen ejecutivo, junto con las figuras y estadísticas, puede consultarse aquí.
Otras referencias
IHME. Global Educational Attainment 1970–2015. Seattle, USA: Institute for Health Metrics and Evaluation (IHME), 2015
Haz clic para acceder a worldyouthreport.pdf
Imagen de portada tomada de: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Teens_sharing_a_song.jpg
Texto publicado originalmente en Neuroméxico (@Neuromexico). Se reproduce con permiso de su autora.
Foto del encabezado tomada de la página de Facebook del Festival Corona Capital