En México sólo uno de cada cinco investigadores en las ramas de Física o Matemáticas es mujer.
¿Quién hace investigación científica en México?
La mayor parte de los investigadores científicos son parte del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) y de serlo, reciben un estímulo económico. Para pertenecer al SNI es necesario realizar investigación científica o tecnológica al menos 20 horas a la semana en alguna de las instituciones de educación superior o centros de investigación de los sectores público, privado o social de México. El padrón de investigadores del SNI se puede descargar aquí y cuenta con más de 25,000 investigadores. Aunque hay personas que realizan investigación en México y no forman parte del SNI, prácticamente todas las personas que realizan investigación de manera formal y de calidad forman parte de ese sistema.
El padrón de investigadores de México muestra una complicada realidad: en nuestro país existe una fuerte barrera de género. En algunas ramas de las ciencias sociales y humanidades la investigación la realizan a la par, tanto hombres como mujeres, como por ejemplo, Psicología (58% mujeres), Pedagogía (55% mujeres) o incluso en Ciencias de la Salud (49% mujeres). Incluso en algunas ciencias «duras» la diferencia entre mujeres y hombres no es significativa, como por ejemplo, el caso de la Química (40% mujeres).
Actualmente sólo 1 de cada 3 investigadores del SNI sean mujeres y desafortunadamente, hay tres casos que son sorprendentes y alarmantes: Física (18% mujeres), Matemáticas (19% mujeres) y Computación (24% mujeres). En México, cerca de 7,000 personas realizan investigación en alguna de esas tres áreas, y de ellas, sólo 21% son mujeres.
¿Por qué en México las mujeres le tenemos (más) miedo a Física y Matemáticas?
Desafortunadamente en México (y en el mundo) hay temas que aún están divididos por género: desde la infancia, los carritos de juguete son para los niños y las casas de muñecas son para las niñas; un niño aprende con su papá a utilizar herramientas, una niña aprende con su mamá a hacer la sopa. El adolescente reconoce un Mustang de un Ferrari y la adolescente reconoce una Petunia de un Jazmín.
Si desde pequeño un niño es motivado con carritos de juguete y cubitos para construcción, no es de sorprender que eventualmente se decida por una carrera en Ingeniería, Física o temas relacionados, y así, no es de llamar la atención tampoco, que si desde pequeña, una niña es desincentivada a interesarse remotamente en cualquiera de las ciencias duras, que ella al crecer, mantenga esa barrera. En México son pocas las mujeres que se dedican a hacer investigación sobre Física o Ingeniería, pero también son pocas las mujeres que conocen, por ejemplo, las partes de un automóvil y que pueden ir al taller a reparar su vehículo sin correr el riesgo de que les vean la cara.
Asignamos intereses y profesiones desde la infancia, y el resultado es una barrera de género hacia ambos lados. Por ello, ni hablar de un niño al que gusta cocinar o la jardinería y ni hablar de una niña que le gustan los coches de carreras, el fútbol o las películas de acción.
Posiblemente la próxima Maryam Mirzakhani o Maria Goeppert-Mayer podría ser mexicana, pero ello requiere romper nuestras barreras de género, no sólo en el ambiente profesional o académico, sino desde mucho antes, desde la escuela, desde los juegos y la infancia.