El nuevo reglamento de tránsito de la Ciudad de México, que entró en vigor el 15 de diciembre de 2015, ha suscitado diversas reacciones y polémica entre los capitalinos. Entre las nuevas normas en materia de movilidad, el reglamento contempla la reducción de velocidad en vías de acceso controlado, primarias y secundarias, fijando límites de 80, 50 y 40 km/h, respectivamente. Entre los detractores del nuevo reglamento están los que argumentan que estas medidas obedecen únicamente a intereses recaudatorios; mientras que sus partidarios, principalmente el Gobierno de la Ciudad de México, sostienen que los nuevos límites reducirán los accidentes de tráfico mortales. Sobre esta última afirmación hablaremos en esta nota, mostrando, mediante el análisis de datos, la incidencia de la velocidad en los accidentes de tránsito mortales.
Para este análisis se utilizaron datos del Reino Unido, pues éstos nos permiten hacer un análisis histórico de las muertes relacionadas con accidentes de tráfico, en conjunto con las políticas de límites de velocidad aplicadas en ese país. Así mismo, la granularidad de los datos recabados por la policía en el Reino Unido nos permite tener más información sobre las causas que inciden en la mortalidad en estos accidentes.
Los datos históricos
En la Figura 1 se muestra el número de decesos por accidentes de tráfico por cada 100,000 habitantes, así como el momento de la introducción de políticas de límites de velocidad más restrictivas: en 1977 se estableció en 113 km/h la máxima velocidad en el Reino Unido; en 1977 se establece en 97 km/h la máxima velocidad en carreteras de un carril por sentido y en 1999 se dio poder a autoridades locales de establecer límites de 32 km/h en zonas residenciales.
Si bien, el análisis anterior sugiere que los límites de velocidad también limitan el número de muertes por accidentes de tránsito, es posible que haya otros factores que también hayan influido en su disminución. Por ejemplo, podríamos pensar que las tecnologías más recientes en los automóviles o la implementación de otras medidas, como controles de alcoholemia, hayan influido en la disminución de esta clase de accidentes. Por lo tanto, para medir cómo los límites de velocidad influyen en la mortalidad de los accidentes es necesario otro tipo de análisis.
Más a detalle
Para cuantificar qué tanto los límites de velocidad reducen el número de accidentes fatales, haremos uso de la base de datos de los reportes llenados por los policías en el lugar del accidente. Estos reportes son estandarizados e incluyen variables que describen el tipo de vía, las condiciones climáticas y de la superficie, la presencia de señales de tránsito y el límite de velocidad en el lugar de un accidente; la descripción completa de los datos se puede encontrar en este sitio. Con estos datos podemos obtener la probabilidad de que un accidente sea mortal, más aún, podemos investigar cómo esta probabilidad cambia cuando se condiciona a otras variables.
Mediante este análisis se encontró que en el año 2013 la probabilidad de accidentes mortales (una víctima o más) es de 1.16%; sin embargo, ésta es 2.59 más alta cuando el límite de velocidad es de 97 km/h y 1.94 más alta cuando el límite de velocidad es de 113km/h (la máxima en Reino Unido). Este mismo patrón se observa para los años 2010 a 2014 –ver Figura 2–, donde la probabilidad de que un accidente sea mortal aumenta considerablemente en vías con mayor límite de velocidad.
Llama la atención que la probabilidad de accidente mortal sea más alta cuando se circula a 97km/h que cuando se circula a 113km/h, sin embargo, esto se explica porque las vialidades con límites de 113km/h son autopistas de doble carril en cada sentido y separadas por una barrera, –como la México-Cuernavaca–, es decir, son vialidades construidas para circular a una velocidad mayor.
Un estudio más detallado con otros factores se puede encontrar aquí, donde también se encontró que la probabilidad de un accidente mortal aumenta 3.42 veces cuando hay poca iluminación.
Conclusiones
A manera de conclusión, podemos afirmar que existe una fuerte dependencia entre la probabilidad de sufrir un accidente fatal y el límite de velocidad en la vía que se circula. En este sentido, el Gobierno de la Ciudad de México tiene razón al argumentar que el nuevo reglamento podría salvar vidas. Más aún, del análisis también se desprende que la infraestructura vehicular es crucial para atenuar la severidad de los accidentes, en particular, las condiciones de iluminación de las calles.
Es así que, como ciudadanos, es nuestra obligación respetar los límites de velocidad, la consecuencia de no hacerlo, en el mejor de los casos, es de una multa de $1,433. Pero, es también obligación del Gobierno de la Ciudad de México proveer calles más seguras, tanto para automovilistas como para ciclistas y peatones; con la diferencia de que, en este último caso, la consecuencia de no hacerlo es ninguna.
Con datos de:
http://www.semovi.cdmx.gob.mx/work/sites/stv/docs/Reglamento+de+Tr%C3%A1nsito.compressed.pdf
https://en.wikipedia.org/wiki/Road_speed_limits_in_the_United_Kingdom#1977.E2.80.93present
https://www.gov.uk/government/statistical-data-sets/ras40-reported-accidents-vehicles-and-casualties